Saber qué es, reconocer las señales, identificar las causas, encontrar formas de controlarlo y qué hacer si no podemos, son elementos clave para llevar una vida feliz y sana.
W¿Qué es el estrés?
Es la reacción natural de nuestro cuerpo a la presión. Es una respuesta física y emocional a un pensamiento, situación o acontecimiento que nos resulta difícil, frustrante o desafiante. El estrés tiene muchos desencadenantes, por lo que puede parecer que hay muchos tipos diferentes.
Estrés agudo. Es el que se produce cuando experimentamos un susto momentáneo, como el susto cuando algo se estrella o un coche da un petardazo; el pánico si perdemos las llaves de casa o el teléfono móvil; la ansiedad ante un plazo inminente o cuando debemos hacer una presentación en el trabajo.
Suele ser de corta duración, de bajo nivel y se alivia una vez pasado el suceso. Incluso puede ser beneficioso, ya que es una gran motivación para completar una tarea o permanecer alerta, asegurándonos de evitar el peligro.
Estrés agudo episódico. Se produce cuando los estallidos de estrés agudo ocurren con demasiada regularidad o frecuencia. Esto puede deberse a que el trabajo de una persona es especialmente exigente o a que ha asumido muchas responsabilidades. También suele darse en aquellas personas que se exigen demasiado a sí mismas, fijándose metas poco razonables o imposibles de alcanzar. Y en quienes tienden a catastrofizar las situaciones, que siempre asumen el peor resultado posible.
Estrés crónico. Puede ser el resultado de vivir con un estrés persistente durante un largo periodo de tiempo. Por ejemplo, cuando una persona se enfrenta a una enfermedad crónica, ya sea como individuo o como cuidador de un ser querido; cuando mantiene una relación infeliz o física o emocionalmente abusiva; en un entorno laboral tóxico; cuando es objeto de acoso, discriminación o comportamientos antagónicos; o cuando vive en una zona peligrosa o violenta. La acumulación de estrés a largo plazo puede provocar enfermedades físicas o psicológicas graves, incluidas afecciones mentales como el agotamiento, la depresión y el TEPT.
Signos comunes de estrés
El estrés puede manifestarse de muchas maneras. Provoca síntomas físicos y psicológicos, y a veces altera el comportamiento.
Físico symptoms puede incluir –
Psicológico síntomas como...
La causes de stress
Todo el mundo se siente estresado alguna vez, suele ocurrir cuando no nos sentimos completamente en control de una situación, cuando no podemos predecir el resultado, nos enfrentamos a grandes cambios en nuestras vidas o estamos preocupados por una persona o un acontecimiento.
El estrés puede ser una reacción a una sola situación o la acumulación de varios incidentes menores. Puede ocurrir incluso cuando participamos en un acontecimiento alegre, como casarnos.
El trabajo es uno de los principales factores de estrés para gran parte de la población. El miedo a perder el trabajo, el descontento pero la inseguridad económica, la mala gestión, las condiciones de trabajo inseguras o insatisfactorias, la presión extrema, el exceso de responsabilidad o un ambiente hostil o discriminatorio pueden ejercer una enorme presión sobre una persona durante un largo periodo de tiempo y provocar agotamiento y crisis nerviosas.
Otras causas de estrés pueden atribuirse a acontecimientos vitales externos, entre los que se incluyen.
A veces el estrés viene de dentro y puede producirse por la preocupación. Puede tratarse de la preocupación por una situación concreta que esté ocurriendo en ese momento: no poder pagar las facturas o cumplir un plazo. También puede ser un miedo más generalizado a lo que ocurre en el mundo. Por ejemplo, ver en la televisión noticias sobre guerras, catástrofes o terrorismo puede hacer que se sientan muy cerca de casa, y eso puede provocar ansiedad.
Consejos para controlar el estrés
El estrés no es una enfermedad; se define como un estado de ánimo que puede tener graves repercusiones en nuestro bienestar psicológico y que, si no se aborda, puede provocar problemas de salud tanto física como mental.
Identificar los signos del estrés y encontrar formas saludables de afrontarlo es un factor clave para gestionar el día a día y llevar una vida productiva, feliz y exitosa. Las investigaciones también han demostrado que las personas expuestas al estrés tienen más probabilidades de fumar, abusar del alcohol o las drogas y ser susceptibles de sufrir adicciones y recaídas.
Dado que es una de las respuestas naturales de nuestro organismo, es muy poco lo que se puede hacer para evitar el estrés por completo. Sin embargo, hay varias cosas que puede hacer para gestionarlo de forma más eficaz. He aquí algunos consejos:
Aprende a relajarte. Parece fácil, ¿verdad? Pero a la mayoría nos cuesta desconectar por completo. Con el ajetreo de la vida y la tecnología en constante contacto con el mundo exterior, puede parecer imposible tomarse tiempo para no hacer nada. Muchas personas recurren al alcohol y las drogas para relajarse, lo cual es un hábito peligroso, ya que puede crear dependencia rápidamente.
Si no tienes mucho tiempo, practica la respiración profunda. Cada vez hay más estudios que demuestran que las técnicas de respiración son eficaces contra el estrés, la ansiedad y el insomnio. Tan solo 10 minutos al día pueden marcar la diferencia.
Gestione su tiempo y sus prioridades. Sé realista sobre lo que puedes hacer y cuánto tiempo te va a llevar. No sobrecargues tus días, corriendo constantemente de un trabajo a otro sin tiempo ni para comer ni para respirar. Una lista de tareas inalcanzable sólo va a suponer una presión adicional. Divide las tareas y responsabilidades en partes manejables. Psicológicamente nos sentimos mucho mejor cuando completamos una tarea, así que date la oportunidad de terminar cosas.
Otra sugerencia útil es desactivar las notificaciones en el móvil y el portátil. No se trata de recordatorios esenciales, sino de todas esas aplicaciones que te envían un mensaje: ¿necesitas que te informen de inmediato? Si estás trabajando, pueden distraerte mucho, alejándote de lo que tienes que hacer y, en última instancia, alargando el tiempo que tardas en terminar las tareas. Y si te estás relajando, puede perturbar tu tiempo de descanso, arrastrándote de nuevo al modo de trabajo.
Aprender a decir no, conocer tus limitaciones, establecer límites (y cumplirlos) son factores importantes para reducir el exceso de estrés. No asumas responsabilidades que no son tuyas (emocional o físicamente), no tienes por qué hacerlo todo tú, deja que otros te ayuden. Sé pragmático y honesto sobre tus capacidades, ya sea por un factor de tiempo (es decir, no tienes suficiente), o porque no entra dentro de tus habilidades, y actualmente no tienes energía para aprender algo nuevo... o simplemente no quieres. Si ese miembro de la familia o compañero de trabajo no está haciendo lo que debe, plantéale cara. Si te dejan continuamente para que termines su(s) trabajo(s), di que no. Será duro la primera vez, pero a la larga notarás los beneficios multiplicados por diez.
Dé prioridad a su salud. Asegúrate de satisfacer las necesidades de tu cuerpo. Duerma lo suficiente; si tiene problemas, intente reducir la cafeína, ya que puede tener graves efectos en el organismo, sobre todo a medida que envejecemos. Evita las pantallas electrónicas por la noche, justo antes de acostarte. La luz azul suprime la liberación de melatonina, una hormona natural que nos hace sentir somnolientos. Esto significa que no hay que desplazarse por las redes sociales, ni ver películas nocturnas o las noticias, que pueden afectar a la calidad del sueño y al bienestar emocional, por lo que es mejor evitarlas justo antes de acostarse.
Coma bien y adopte una dieta sana, es decir, mucha fruta y verdura, reduzca las grasas saturadas, el azúcar y la sal, evite los alimentos procesados y beba suficiente agua. No espere a sentir sed, eso significa que su cuerpo ya está deshidratado, intente beber de 6 a 8 vasos de agua al día, más si hace calor o realiza mucha actividad física.
Haz algo de ejercicio. Aunque no disponga de mucho tiempo, un paseo por el parque o ir andando al trabajo pueden marcar una diferencia positiva. Los estudios han demostrado que entre 11 y 20 minutos de ejercicio diario pueden reducir el riesgo de infarto, cardiopatías y cáncer. También puede mejorar su estado de ánimo, favorecer la concentración y ayudarle a dormir mejor.
Tener un sistema de apoyo. Esto significa que tienes una red de personas que pueden proporcionarte apoyo práctico o emocional. Ya sea alguien que puede recoger a los niños del colegio cuando llegas tarde, o amigos con los que puedes desahogarte cuando la vida es dura; estos sistemas de apoyo son tu muleta, te ayudarán a mejorar tu salud y bienestar general, reduciendo el estrés y la ansiedad.
Tratamiento del estrés
Para algunas personas no basta con cambiar su estilo de vida, sino que necesitan un poco de ayuda externa. Puede consistir en una visita semanal a un terapeuta, medicamentos contra la ansiedad recetados por un médico o una estancia en un centro residencial de tratamiento.
Los asesores y terapeutas cualificados pueden ayudar a los pacientes a identificar los puntos de su vida en los que experimentan niveles de estrés poco saludables y a trabajar estrategias de afrontamiento. En algunos casos, el psiquiatra puede recomendar un tratamiento con medicación prescrita, pero sólo tras un examen exhaustivo y teniendo en cuenta todos los factores implicados.
Cuando una persona experimenta altos niveles crónicos de estrés, está en vías de agotamiento, consume drogas y alcohol o es incapaz de desenvolverse en su vida cotidiana, la mejor opción puede ser una estancia en un centro residencial de tratamiento. Les dará la oportunidad de alejarse de los factores estresantes cotidianos, centrar toda su atención en recuperarse y aprender técnicas saludables de gestión del estrés para el futuro.
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