Adicción
Adicción
La adicción desgarra familias y destruye vidas. Puede afectar a cualquiera, independientemente de su edad, clase social, etnia o sexo. Puede presentarse de muchas formas, ya sea a una sustancia como el alcoholismo, las drogas y los medicamentos recetados, o a un comportamiento como el juego o el sexo.
Trastorno mental grave, potencialmente mortal, que se caracteriza por la falta de control sobre el consumo de una sustancia (o varias) o la compulsión a participar en una actividad específica, hasta el punto de resultar perjudicial o peligroso para el adicto o para quienes le rodean. Los efectos de la adicción son de largo alcance y afectan a toda la familia. Influye en las relaciones, la salud, las finanzas y la dinámica doméstica o del hogar.
Algunas personas están más predispuestas a la adicción que otras. Esto puede deberse a antecedentes familiares de adicción o a problemas de salud mental subyacentes. Quienes han sufrido traumas y abusos, o las personas aisladas y sin red de apoyo, pueden recurrir a las sustancias o a un comportamiento compulsivo como mecanismo de afrontamiento.
Muchas personas creen que quienes sufren una adicción lo hacen debido a sus bajos principios morales o a la falta de fuerza de voluntad para dejar de hacerlo, y que si se esforzaran un poco más, actuaran como adultos o se preocuparan más por las personas que les rodean, no necesitarían consumir drogas, alcohol o una actividad. Esto no es cierto. La realidad es que la adicción es complicada y polifacética.
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Con el tiempo, la adicción cambiará el funcionamiento del sistema de recompensa del cerebro, lo que significa que una persona tendrá dificultades para obtener un "subidón" natural, o una liberación de dopamina, de cosas cotidianas normales como la comida, la intimidad y la risa. También necesitarán cantidades cada vez mayores de su sustancia o actividad preferida, a medida que aumenta su tolerancia, y seguirán consumiendo más y más, a pesar de las consecuencias negativas. Al final, acabarán consumiéndola compulsivamente sólo para sentir una sensación de alivio.
Además del aspecto emocional de la adicción, varias sustancias (como el alcohol, los opiáceos, los barbitúricos y las benzodiacepinas) no sólo son psicológicamente adictivas, sino también físicamente. Es decir, si una persona deja de tomarlas bruscamente, su cuerpo sufrirá síntomas de abstinencia como vómitos, ansiedad, sudoración, temblores y diarrea. Estos síntomas pueden ser leves o, en algunos casos, graves e incluso mortales si no se tratan correctamente.
A menudo, los adictos quieren dejar de consumir, no quieren hacerse daño a sí mismos ni a los que les rodean. Pero entre que su cabeza les dice que necesitan consumir sólo para obtener una sensación de alivio y que su cuerpo les pide físicamente la sustancia, no tienen control y sienten que no hay forma de salir del círculo vicioso. Necesitan ayuda externa y, en algunos casos, una desintoxicación médica profesional.
Podemos negar lo que le está ocurriendo a alguien a quien queremos, lo que su comportamiento nos está haciendo a nosotros y a la familia que le rodea. A veces es más fácil fingir que todo va bien, seguir permitiendo que el adicto consuma, que plantar cara, tener una confrontación o insistir en que las cosas cambien y la persona reciba ayuda.
Algunas personas creen que porque siguen teniendo una carrera exitosa, mucho dinero, una casa bonita, se ocupan de los niños, los llevan al colegio a tiempo, sólo beben los fines de semana o por las noches; que no tienen un problema. Y puede que no lo tengan.
Pero si su consumo de alcohol y drogas, o su adicción al juego, a Internet o a las compras, parece estar fuera de control. Si has intentado dejarlo o reducirlo y te has dado cuenta de que no podías. Si te hace infeliz a ti o a las personas que te rodean. Todas estas son señales de que podría haber un problema que necesita solución.
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